La corrupción impide el desarrollo

Las actuaciones del Ministerio Público ante hechos de corrupción del pasado gobierno constituyen una buena señal en la lucha contra este mal tan arraigado en el país, tanto en el sector público como en el privado, en los estratos superiores e inferiores de la sociedad. Es necesario enfrentarla a todos los niveles y crear precedentes de que los delincuentes de todo tipo reciban las sanciones que correspondan. Basta ya de borrón y cuenta nueva. La población dominicana votó por el cambio justamente porque deseaba (desea) terminar con la tradición de impunidad que hemos venido arrastrando. Ello despierta esperanzas de que seamos capaces de construir un poder judicial verdaderamente independiente. Y esto puede abrirnos las puertas a un verdadero proceso de desarrollo. 

Hace unos años se publicó el libro “Por qué fracasan los países”, de Daron Acemoglu y James Robinson, el cual tuvo un gran impacto en los ambientes académicos relacionados con la economía, la sociología y el desarrollo. Los autores son renombrados profesores de prestigiosas universidades norteamericanas, el Instituto Tecnológico de Massachussets y la Universidad de Harvard. La tesis principal de estos autores, que explica el éxito o el fracaso de los países en sus procesos de desarrollo, se relaciona con el funcionamiento de las institucionesy con los procesos políticos que promueven su establecimiento. Definen como “instituciones extractivas” aquellas cuyo propósito es permitir que un grupo de la sociedad acapare la riqueza para su propio beneficio, dejando al resto sumido en la pobreza y la ignorancia. Este tipo de instituciones son las que han predominado en la mayoría de los países en desarrollo, donde ha existido connivencia entre empresas nacionales o extranjeras con gobiernos que favorecen a una minoría, con el propósito principal de enriquecerse. 

El entramado descubierto ahora y denominado “operación anti-pulpo” es un ejemplo de institución extractiva. Como dice el expediente, se trata de “proveedores privilegiados y testaferros que se aprovecharon de vínculos familiares con el poder político para acumular fortunas”. Entre los negocios del entramado (y eso me duele en el alma), está la cesión a la OISOE de la construcción, reparación y mantenimiento de 56 hospitales públicos, que fueron intervenidos simultáneamente, dejando por años a la población más pobre sin poder acceder alos servicios, donde se violaban los procesos de adjudicación y se entregaba, de forma ilícita, miles de millones de pesos en contratos a los imputados. Esas operaciones – junto a muchasotras relacionadas, inclusive compras de medicamentos esenciales – se realizaron durante varios años, de manera descarada, según dice el expediente, sin que la justicia de entonces hiciera nada al respecto. 

Esos entramados no son nuevos. Han ocurrido muchas veces – y se dice que algunos existen todavía. Se han destapado en la prensa a través de investigaciones periodísticas, como las de Nuria Piera y Alicia Ortega. Pero no ha pasado nada. Corrupción e impunidad. Silencio todo alrededor. Eso es lo que hace que las instituciones extractivas crezcan y se fortalezcan. Eso obstaculiza nuevas inversiones. Eso bloquea el desarrollo económico. 

De hecho, en el ranking del índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional el país ocupa el lugar 137 de 180 países. En la región de las Américas ocupamos el lugar 28 de 32 países. Sólo Guatemala, Honduras, Nicaragua, Haití y Venezuela nos sobrepasan un poco. ¿A qué se debe esto? Se debe a que por décadas se ha tolerado la corrupción y ha prevalecido la impunidad.  

La República Dominicana ha tenido décadas de crecimiento, estabilidad política y macroeconómica, lo que ha dado confianza a muchos inversionistas nacionales y extranjeros. Pero podría ser mucho más si en el país existiera un verdadero régimen de derechos, donde funcione la justicia, se respeten los contratos, haya transparencia en las compras y contrataciones. Donde desde el gobierno se promuevan las “instituciones inclusivas”, siguiendo el pensamiento de Acemoglu y Robinson, que fomentan la productividad y el crecimiento. Para estos autores, un tema crucial es el respeto a la propiedad privada, laexistencia de reglas claras sobre el proceso de hacer negocios, la eliminación de los trámites y la burocracia, el cumplimiento de los contratos, el respeto a la ley. 

El presidente Abinader se ha manifestado a favor de estas medidas, en su evaluación de los primeros 100 días de gobierno. Ha señalado que sus prioridades son la reforma de salud y la calidad de la educación – puntales esenciales para la construcción de capital humano. Eliminar la burocracia, fomentar alianzas público-privadas, promover las inversiones, particularmente, la inversión extranjera.  

Todo ello, junto con la independencia del poder judicial y el seguimiento de cerca a sus propios funcionarios son temas fundamentales para lograr el desarrollo económico. Creo que es posible. Y tengo la esperanza de que ahora, finalmente, se sienten las bases para lograrlo. 

Publicado en Acento 

4 de diciembre de 2020

https://acento.com.do/opinion/la-corrupcion-impide-el-desarrollo-8889515.html

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