República Dominicana, marca país

En estos días el presidente Abinader lanzó la estrategia República Dominicana, marca país, con la intención de resaltar aquellos aspectos que la distinguen como única en el mundo, basada en la promoción del turismo, la cultura, la exportación, la inversión, la ciudadanía y el talento. La intención es vender el país en el exterior como atractivo para la inversión extranjera y el turismo, con la finalidad de promover el proceso de crecimiento económico. 

En efecto, la economía dominicana ha experimentado un importante crecimiento en las últimas décadas, uno de los mayores de toda la región latinoamericana y del Caribe. De hecho, en el 1990 ocupábamos el puesto 21 en términos de ingreso per-cápita (en dólares internacionales) entre 29 países de la región con los datos, pasando al puesto 10 en el 2019, lo que constituye una verdadera proeza. Es de notar que, en ambos años, los países en los principales puestos son otros del Caribe, como Las Bahamas, Antigua y Barbuda, Barbados y en 2019, también Trinidad y Tobago. En este último año nos supera, además de éstos, Chile, Argentina, Uruguay y México (con el cual estamos prácticamente empatados). Por esta razón, hemos escalado en la clasificación del Banco Mundial para ser considerados como país de ingreso medio-alto. 

En parte, esto ha sido posible por la estabilidad política y macroeconómica que hemos disfrutado por mucho tiempo y porque se introdujeron cambios en los incentivos y en la estrategia de desarrollo que permitieron ganarnos la confianza de los inversionistas tanto nacionales como extranjeros. Nuestro éxito principal ha sido el turismo, que es hoy la espina dorsal de nuestra economía, pero es factible que lleguemos a escalar elevadas posiciones en otras áreas de mayor complejidad exportadora 

Sin embargo, como dijo hace muchos años mi amigo y actual ministro de economía, Miguel Ceara Hatton, mucho de ese crecimiento ha sido desperdiciado, porque no se han hecho las inversiones necesarias en salud primaria, calidad de la educación y saneamiento básico, cuyos indicadores son más bajos que los de muchos países supuestamente más rezagados.  

En el caso de salud, un estudio reciente que realizamos a través del Observatorio de Seguridad Social (OSES), una iniciativa del INTEC y la Fundación Plenitud, donde se intentó medir el desempeño de los sistemas de salud en América Latina y el Caribe, la República Dominicana queda en el lugar 20 entre 22 países en resultados de salud – una medición que toma en cuenta la mortalidad infantil, neonatal, materna y el peso de las enfermedades transmisibles y las crónicas. El estudio, denominado “Atención primaria en salud en América Latina y el Caribe: experiencias exitosas y lecciones aprendidas”, será publicado en los próximos días por el INTEC.  

Algo similar puede decirse sobre la calidad educativa, donde ocupamos los últimos lugares tanto en lenguaje, como matemáticas y ciencias. Una buena noticia reciente, muy esperanzadora, es que nuestros estudiantes manifiestan un marcado interés por “examinar cuestiones de importancia local, global y cultural”, entre los más altos del mundo. 

Se necesita invertir en la gente, sin lo cual jamás podremos ser “la media isla única en el mundo” que se propone la estrategia marca país, a lo cual estoy segura de que aspiramos todos. 

Pero ¿cómo hacerlo? No ha quedado claro en las noticias cómo se va a implementar la estrategia ni cómo se va a darle seguimiento. Además de los temas relativos al ingreso y a los resultados en los sectores sociales básicos (dado que sin gente preparada no podrá haber inversiones en sectores que requieran personal calificado), se necesita también mejorar el clima para los negocios, la seguridad ciudadana y la seguridad legal para los inversionistas. 

Algunos de estos temas los mide la iniciativa Doing Business” del Banco Mundial. En el año 2019, la República Dominicana se ubicó en el lugar 115 entre 189 países, estando muy por debajo del promedio en 8 de las 11 categorías que mide el índice. En la región de las Américas la posición es un poco mejor, ubicándose en el lugar 17 entre 34 países, es decir, justo en el medio, con desempeño inferior en las mismas categorías.  

Las áreas de peor desempeño y a las que el equipo a cargo de la estrategia marca país debería dar seguimiento y esforzarse por mejorar son barreras de tipo legal, como la protección de inversionistas minoritarios, el cumplimiento de los contratos y la resolución de insolvencias. Otra área crítica, con la peor puntuación, se refiere al pago de los impuestos, tema crucial para cualquier gobierno y más para éste, en un momento tan difícil de la economía y de la sociedad.  

Se necesita un plan operativo con metas definidas, acciones, responsables y presupuesto para superar estas barreras y fortalecer nuestras instituciones, mejorar la calidad del gasto y luchar contra la corrupción, que está fuertemente insertada en la sociedad y es difícil de erradicar del quehacer público. Balaguer llegó a decir en la década de los 80 que la corrupción se detenía “a las puertas de su despacho”, dando por un hecho normal y tolerable el tradicional 10% de todas las compras públicas para ser repartido entre algunos empleados y funcionarios.   

Me pregunto si los sucesivos gobiernos después de Balaguer hicieron algo al respecto. ¿Sigue vigente esa práctica vergonzosa? Hay la percepción generalizada de que sigue ocurriendo. Algunos escándalos recientes – como los cobros por nombramientos en el ministerio de salud pública y en otras dependencias – parecen sugerir que muchas de esas prácticas siguen funcionando.  

Quizás por eso ocupamos el lugar 137 entre 180 países en el índice sobre percepción de la corrupción que produce Transparencia Internacional.  

Demos seguimiento a todos estos indicadores, trabajemos para mejorarlos y hagamos que sea realidad la media isla única en el mundo, donde su gente goza de buena salud y educación de calidad, donde sus derechos son reconocidos existen oportunidades para crecer y mejorar, y donde los inversionistas que queremos atraer sepan que pueden realizar sus negocios con seguridad y con confianza. 

Publicado en Acento 

23 de octubre de 2020

https://acento.com.do/opinion/republica-dominicana-marca-pais-8874878.html

Share this post